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Punto de fuga digital

Otoño del amor



Permítame, señor que me sumerja
en el ángulo oscuro de los celos
al no tener derecho a tal desvelo
quizá...lo tome usted como insolencia.

Me acostumbré de pronto a su presencia
a compartir las lunas y los cielos
¡enfrentando el amor a tantos duelos!
y ocupando su tiempo y su paciencia.

¿Como pedir al otoño que olvide
las hojas secas que le dan la vida?
¿O al frío del invierno que le sigue

que no busque el calor que al alba abriga?
No me pida que de celar yo olvide
a aquel que le dio tanto al alma mía.

Licenciada en Otoños

Fotografía: Alfredo Lietor

2 comentarios

Alfredo lietor -

Gracias por acreditarme la foto!.

Hoja al viento. -

En los bosques, perdido, corté una rama oscura
y a los labios, sediento, levanté su susurro:
era tal vez la voz de la lluvia llorando,
una campana rota o un corazón cortado.
Algo que desde tan lejos me parecía
oculto gravemente, cubierto por la tierra,
un grito ensordecido por inmensos otoños,
por la entreabierta y húmeda tiniebla de las hojas.
Pero allí, despertando de los sueños del bosque,
la rama de avellano cantó bajo mi boca
y su errabundo olor trepó por mi criterio
como si me buscaran de pronto las raíces
que abandoné, la tierra perdida con mi infancia,
y me detuve herido por el aroma errante.
Soneto VI. Pablo Neruda.