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Punto de fuga digital

Palabras de la nada

Cinco Horas sin Delibes.

 

Hace muchos años, cuando era dolescente, leí "Cinco horas con Mario" y aún en ocasiones me vienen a la memoria frases e imágenes que  evocan su lectura. Antes había disfrutado de  "Viejas historias de Castilla la Vieja", pero éste monólogo me arrebató por el sentido del humor, la ironía y la ternura.  Nada mejor para  despedirle con una sonrisa.

"Date cuenta, no es porque yo lo diga, Mario, pero mamá estaba en todo, lo que es la experiencia, que una a los diecisiete se cree que está de vuelta y todo eso la parecen chocheces y luego pasa lo que pasa, todas tropezamos, en la misma piedra, que no es que yo me queje, a ver si nos entendemos, pero cuando, la primera vez, te diste media vuelta y me dijiste buenas noches, me quedé fría, que nunca me hizo nadie un feo así, que yo no seré una Sofía Loren, lo reconozco, pero tampoco para un desprecio semejante. Paquito Álvarez, ya te lo digo desde aquí, nunca hubiera hecho eso conmigo, y no digamos Elíseo San Juan, o el mismo Evaristo sin ir más lejos, que será todo lo degenerado que tú quieras, que hasta dicen que tiene una maleta con plumas de gallina y pone espejos y cosas raras, pero precisamente por eso. Y no es que me cogiera de nuevas ni mucho menos, que siempre he oído decir que la noche esa es de campeonato, que no se disfruta, que es un trago, pero no sé de nadie, ni de uno, fíjate, que se diese media vuelta y buenas noches. Y no me vengas con que por respeto y que hay ocasiones en que hay que dominar al bruto, porque nos duela o no, animales somos, Mario, y, lo que es peor, animales de costumbres, que una mujer, por muy sanos principios que tenga, en una situación así, acepta antes una brutalidad que un desprecio, y a mí ya me conoces. Lo de la noche de bodas, Mario, te pongas como te pongas, es algo que no olvidaré por mil años que viva, vamos, hacerme eso a mí, que toda- vía el P. Fando que una delicadeza, ya me ha visto a mí el pelo, que buenos se están poniendo estos curitas jóvenes, que no dan importancia a nada, sólo a si los obreros ganan mucho o poco, que me apuesto la cabeza a que les parece peor que un patrono niegue una paga extraordinaria a que abrace a una mujer que no es la suya, que a esto hemos llegado, Mario..."

Cuestión de detalle

 

El valor de una editorial está en que meta una obra en un catálogo y la distribuya. El prestigio del catálogo no siempre tiene que ver con la calidad o el interés literario. Vean esta muestra del libro de relatos breves.

Cuestión de detalle

Llevo quince años yendo al mismo peluquero; como profesional es un desastre pero, mientras perpetra su corte de pelo, el tipo se interesa por mi úlcera de estómago; eso le absuelve.

Llevo diez años con el mismo mecánico; como profesional es lamentable pero, mientras me cobra las bujías que no me ha cambiado, el hombre me regala un ambientador con aroma de lavanda; eso le indulta.

Mi mujer lleva ya tres meses con la misma aventura; como amante, según ella, el tipo es un fraude pero, cuando abandona nuestro dormitorio, olvida siempre sobre  la mesilla una cajetilla de Chesterfield; eso le salva.

Cuentos para lee en los semáforos. Aster Navas. ISBN-13: 978-692-3445-7

Mario Benedetti y la palabra

 

"Es tarde. Sin embargo yo daría
todos los juramentos y las lluvias,
las paredes con insultos y mimos,
las ventanas de invierno, el mar a veces,
por no tener tu corazón en mí,
tu corazón inevitable y doloroso
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote".

"Ausencia de Dios" Mario Bendetti

Han pasado sólo unos instantes desde que alguien te cerró los ojos

y de tu "pequeña muerte" empiezas a despertar,

no es posible que  permanezcas ausente en este simulacro de silencio,

no hay palabra que no te recuerde, que no te llame por tu nombre.

Miguel L. Vidal

Como lágrimas en la lluvia

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhauser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como... lágrimas... en la lluvia.

Blade Runner.

El hueco

 

Al comienzo de las vacaciones me encontré con la  serie de microrelatos de la convocatoria del diario EL País publicados en el suplemento-revista EL País Semanal. El que habría la primera entrega me pareció una auténtica joya que guarde para hacer una entrada: literatura en estado puro. Es una pena que no esté publicado digitalmente, así que lo reproduzco copiándolo:

El hueco
Miguel Angel Gayo. Sevilla

"El pecho se lo llevo la carcoma", se dijo para sí la mujer tratando de conciliar el sueño. Así hablaba cada noche tras la amputación, y con la mano formando un puño sobre el hueco que dejo el tumor, simulaba un pecho casi perfecto por debajo de la camisola. Se consolaba imaginando lo difícil que sería para cualquier extraño que entrase en el cuarto distinguir el falso del bueno, salvo para su marido, que roncaba indiferente al otro extremo de la cama.

La fuerza del tiempo

 

Un día, ya entrada en años, en el vestíbulo de un edificio público, un hombre se me acercó. Se dio a conocer y me dijo: "La conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven era usted hermosa, me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora que en su juventud, su rostro de muchacha me gustaba mucho menos qu el de ahora, desvastado".

Pienso con frecuencia en esta imagen que sólo yo sigo viendo y de la que nunca he hablado. Siempre está ahí en el mismo silencio, deslumbrante. Es la que más me gusta de mí misma, aquélla en la que me reconozco, en la que me fascino.

  Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde. A los dieciocho años ya era demasiado tarde. Entre los dieciocho y los veinticinco años mi rostro emprendió un camino imprevisto. A los dieciocho años envejecí. No sé si a todo el mundo le ocurre lo mismo, nunca lo he preguntado...

 "El amante" de Margerite Duras.

No recuerdo cuando leí este libro, pero  nunca he olvidado esta primera imagen, un libro donde narrativa y la poesía se acercan a través del ritmo. Un libro para recitar,  como los clásicos que se escribieron para ser compartidos en voz alta, la "literatura silenciosa" tiene apenas tres siglos.

Juan Gelman: el compromiso del poeta

Juan Gelman, exiliado desde 1975, por su lucha contra la dictadura Argentina, sufrió el asesinato de su hijo y su nuera y el secuestro de su nieta, recibe este miércoles el Premio Cervantes.

"La poesía es un lenguaje calcinado, porque separarse del país natal es asumir la derrota, el hueco que dejan los sueños rotos y las infancias perdidas, la obligación de vivir a distancia las muertes más cercanas".
Gran semblanza la de Juan García Montero "Las miradas de Juan Gelman" para entender a este personaje y su literatura.


No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza.
La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida.
Nacemos y nos cortan el cordón umbilical. Nos destierran y
nadie nos corta la memoria, la lengua, las calores. Tenemos que
aprender a vivir como el clavel del aire, propiamente del aire.
Soy una planta monstruosa. Mis raíces están a miles de
kilómetros de mí y no nos ata un tallo, nos separan dos mares
y un océano. El sol me mira cuando ellas respiran en la noche,
duelen de noche bajo el sol.

Roma

Marcos Ana: cárcel, poesía, libertad y cine.

 



Estoy leyendo la biografía de Marcos Ana "Decidme como es un árbol " que soportó 23 años de cárcel, desde la Guerra Civil hasta 1961, prologado nada menos que por Saramago. Lo conocí hace años, durante una lectura de poemas en un acto político allá por 1979 y me sorprendió que combatiera desde la sensibilidad y no desde la palabra dura grandilocuente.

Conocí el libro por El País, que le dedicó un reportaje. De él dice Pedro Alomodovar que "representa el mejor modelo de reconciliación, una asignatura que cada década parece más pendiente en nuestro país" y ha adquirido los derechos para llevarla la biografía al cine. Pedro Almodovar ha escrito que "Su libro de memorias Decidme cómo es un árbol contiene en todos sus capítulos material cinematográfico de primer orden. Da para varias películas, muy distintas y de diversos géneros". Una de las historias la desvela Almodovar en un artículo.

Elijo otra  para publicar en este post:

"Aparte de la comunicación con las familias, en esa época surgieron las denominadas «madrinas» de los presos que jugaron en las cárceles un importante papel, aliviaron la vida y despertaban muchas ilusiones, sobre todo en los más jóvenes. En general, eran muchachas conocidas de la propia familia, vecinas o parientes de otros presos. En muchos casos y a través de una correspondencia que se iba caldeando poco a poco, pasaban de madrinas a novias y algunos se casaron con ellas al salir en libertad. En cualquier caso se desarrollaba una bella amistad, balsámica y creativa.

En tantos años de cárcel yo tuve varias madrinas, una de Estados Unidos, hija de un combatiente de las Brigadas Internacionales. Otra, en Méjico, cuya hermosa historia me ha recordado su hijo en estos días enviándome algunas de las cartas que desde la prisión mandé a su madre.
En los últimos años, una escandinava, a quien me gustaba llamar Solweig, como el «Hada maravillosa de las nieves perversas» que ofrecía su corazón en llamas a los caminantes perdidos de las leyendas nórdicas.
Cuando salí en libertad la visité un día en la ciudad universitaria de Lund con motivo de una gira por Suecia. Fue un encuentro muy emotivo y sorprendente: Solweig era ciega de nacimiento, lo que nunca me había confesado. Esa circunstancia me llenó de ternura. Me atrapó su viva ciudad y la generosidad de su corazón. No daba sensación de fragilidad. A pesar de su invidencia era muy activa.
Colaboraba en aquellos años en los comités de ayuda a España y Vietnam. Hablaba lentamente, como si su palabra también se moviera a tientas. Pero se concentraba para retenerlo todo, apresándolo, como si quisiera dibujar y dar forma en su interior a lo que escuchaba. Me preguntaba sin cesar, deslizaba sus manos delicadas y sensibles por mi rostro para conocer mis rasgos por el tacto, se detenía en mi frente, en mi nariz, en mis labios... y yo cerraba los ojos para compartir con ella la cerrada, y a la vez luminosa,oscuridad de su vida"
.

Angel González: su verso sigue entre nosotros

Galería de Eduardo Laporte

ME BASTA ASÍ

Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
—de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso—;
entonces,

si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando —luego— callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta).

Palabra sobre palabra(1965)

Poesía a palabras llenas

(Ediciones Baile del sol. 2007)

 

A través de "El blog de Enrique Ortiz " descubro dos poemas del libro "La alambrada de mi boca" de Ana Pérez Cañamares, a quién también puedes visitar en su blog "El alma disponible ".

Hija, si en algún momento
mientras estás ocupada en crecer
-dura y lícita tarea-
puedes mirarme a los ojos
hazlo.

No te dejes las preguntas
para cuando sea la misma voz
la que cuestione y la que responda.

Mira que en esta familia
tenemos la dolorosa costumbre
de conocernos mejor de muertos.

Escribir con una espada

 


 

Acariciar sin tener manos.
Encontrar pedazos de luna en los bolsillos.
Comprar una playa con gritos.
Ir al infierno a ver un amigo.
Enviar una mano a su amada.

Carlos Edmundo Ory

Fotografía: Tiago Muller

 

Luis Rosales: Tú sí los llamarás

 

 

Sebastiao Salgado


Tienen nombre, señor, son los que sufren,
las sombras semejantes,
las sombras que se quedan en los cuerpos
mientras va su vivir deletreándose
para ganar el pan. Sólo en ti esperan.
Son los muertos que nacen
del invierno del mundo, son los muertos
que están viviendo y arden
con aceite de Dios; los sucedidos
mendigos, con la sangre
que sube por sus cuerpos como sube
la humedad en los muros de la cárcel.

Tienen nombre, señor, son los que quieren
soñar de noche y los despierta el hambre,
los que te duelen tanto que no puedes
mirarlos sin quemarles.
Tú sí los llamarás. Son los que sufren,
los semovientes náufragos que saben
que el roce irá gastando día tras día
su cuerpo y su dolor,
                                  la nieve fácil
de los muertos que viven porque nunca
acaban de caer. ¡Vuelve a nombrarles!
nadie sabe su nombre entre nosotros,
son los muertos que nacen,
son los muertos que enferman de los vivos,
los muertos naturales.

Luis Rosales

Puedes oírlo recitado por el autor por cortesía de Palabra Virtual

El eclipse

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.


Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

"El eclipse" Augusto Monterroso (Guatemala 1921-2003)

Tres lecciones de tinieblas

 

(Fotografía Principito)

 

José Ángel Valente con su primer libro, A modo de esperanza, obtuvo el Premio Adonais, mientras que el segundo, Poemas a Lázaro, recibió el Premio de la Crítica. Después de un cierto despego de los medios culturales españoles en beneficio de su independencia moral y creativa, se reanudó su reconocimiento en aquellos al concedérsele de nuevo el Premio de la Crítica por Tres lecciones de tinieblas, el Premio de la Fundación Pablo Iglesias (1984) y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1988) (Enfocarte).

Tres lecciones de tinieblas lo descubrí cuando se publicó en 1981. Desconocía al poeta y aún sigo extrañándome por la atracción que sentí por este poemario complejo. En una página titulada "Autolectura", el autor trata de explicar las claves que entonces no me preocuparon.

Laura López nos acerca a ellas: "es un ejemplo de lenguaje esencialista cuyas esencias se manifiestan a través de las letras... La primera letra del alfabeto hebreo, "aleph", marca simbólicamente el nacimiento del hombre. La primera letra entra oblícuamente en la sangre y se (con)funde con la materia. Las letras adquieren metonímicamente una fuerza condensadora de la historia de la humanidad y de la imaginación. El motivo de la primera letra del alfabeto de la lengua sagrada, "aleph", el motivo del primer hombre, "Adán" y de la primera ciudad santa, "Jerusalén" no deben malinterpretarse como un discurso totalizante y que mitifica un origen. Pero en este libro la verdadera esencia de los signos es la rotación. Lo sabremos al final después de leer todo el poemario. Detrás de este pensamiento subyacen las huellas de la filosofía griega clásica encarnada en la figura de Heráclito para quien el universo no es sino un continuo devenir, es fuego."

 

HE

El latido de un pez en el limo antecede
a la vida: branquia, pulmón, burbuja, bro-
te: lo que palpita tiene un ritmo y por el
ritmo adviene: recibe y da la vida: el há-
lito: en lo oscuro el centro es húmedo y
de fuego: madre, matriz, materia: stabat
matrix: el latido de un pez antecede a la
vida: yo descendí contigo a la semilla del
respirar: al fondo: bebí tu aliento con mi
boca: no bebí lo visible.



Este otro poema, lo he descubierto en buscando información para el post.

GRAAL

Respiración oscura de la vulva.

En su latir latía el pez del légamo
y yo latía en ti.
Me respiraste
en tu vacío lleno
y yo latía en ti y en ti latían
la vulva, el verbo, el vértigo y el centro.

Los escritores bajo ataque

 

 

En estos años en que tantos esfuerzos se realizan por dar carácter excluyente a las identidades, también entre nosotros, viene como un trago de agua fresca este párrafo de Nadine Gordimer, excelente artículo publicado por La Nación y el Corriere della Sera.

"(...) la mayor esperanza de armonía en nuestro mundo atormentado está en la pluralidad de nuestras identidades, que se cruzan y se oponen a las divisiones netas marcadas por una sola, profunda y fosilizada línea de confín que se pretende inevitable. Los aspectos humanos que nos unen pasan bruscamente a un segundo lugar cuando nuestras diferencias son realzadas en un sistema preestablecido y fuertemente categorizado."

Siempre me gustó la identidad plural, es mucho más enriquecedora.

Transgresión

 

Fotografía Hakan.Mitts (Photo Net)

La poesía también es transgresión, se toma la realidad, se le da dos vueltas como una prenda empapada y salen un montón de palabras: saber utilizarlas es maestría de poetas como Gonzalo Rojas.

Perdí mi juventud en los burdeles
pero no te he perdido
ni un instante, mi bestia,
máquina del placer, mi pobre novia
reventada en el baile.

Me acostaba contigo,
mordía tus pezones furibundo,
me ahogaba en tu perfume cada noche,
y al alba te miraba
dormida en la marea de la alcoba,
dura como una roca en la tormenta.

Pasábamos por ti como las olas
todos los que te amábamos. Dormíamos
con tu cuerpo sagrado.
Salíamos de ti paridos nuevamente
por el placer, al mundo.

Perdí mi juventud en los burdeles,
pero daría mi alma
por besarte a la luz de los espejos
de aquel salón, sepulcro de la carne,
el cigarro y el vino.

Allí, bella entre todas,
reinabas para mí sobre las nubes
de la miseria.

A torrentes tus ojos despedían
rayos verdes y azules. A torrentes
tu corazón salía hasta tus labios,
latía largamente por tu cuerpo,
por tus piernas hermosas
y goteaba en el pozo de tu boca profunda.

Después de la taberna,
a tientas por la escala,
maldiciendo la luz del nuevo día,
demonio a los veinte años,
entré al salón esa mañana negra.

Y se me heló la sangre al verte muda,
rodeada por las otras,
mudos los instrumentos y las sillas,
y la alfombra de felpa, y los espejos
copiaban en vano tu hermosura.

Un coro de rameras te velaba
de rodillas, oh hermosa
llama de mi placer, y hasta diez velas
honraban con su llanto el sacrificio,
y allí donde bailaste
desnuda para mí, todo era olor
a muerte.

No he podido saciarme nunca en nadie,
porque yo iba subiendo, devorado
por el deseo oscuro de tu cuerpo
cuando te hallé acostada boca arriba,
y me dejaste frío en lo caliente,
y te perdí, y no pude
nacer de ti otra vez, y ya no pude
sino bajar terriblemente solo
a buscar mi cabeza por el mundo.

"Perdí mi juventud en los burdeles", Gonzalo Rojas

Premio Cervantes 2003


Chanel para "La muerte en Beberly Hills"

Chanel para  "La muerte en Beberly Hills"


Este fue uno de los primero libros de poesía que leí, me lo prestaron cuando aún estudiaba bachillerato. La recreación de imágenes cinematográficas fue un hallazgo que me sedujo tanto que lo copie porque no podía encontrar otro ejemplar, y aún ahora gusto de releer alguna de sus partes de vez en cuando. Un libro de culto para los amantes de aquella poesía de los nueve novísimos.

Una última claridad, la más delgada y nítida,
parece deslizarse de los locales cerrados:
esta luz que detiene a los transeúntes
y les habla suavemente de su infancia.
Músicas de otro tiempo, canción al compás de cuyas viejas
notas conocimos una noche a Ava Gardner,
muchacha envuelta en un impermeable claro que besamos
una vez en el ascensor, a oscuras entre dos pisos, y
tenía los ojos muy azules, y hablaba siempre en voz
muy baja- se llamaba Nelly.
Cierra los ojos y escucha el canto de las sirenas en la noche
plateada de anuncios luminosos.
La noche tiene cálidas avenidas azules.
Sombras abrazan sombras en piscinas y bares.
En el oscuro cielo combatían los astros
cuando murió de amor,
                             y era como si oliera muy despacio un
perfume.

Fragmento de "La muerte en Beverly Hills " Pere Gimferrer

Otoño del amor



Permítame, señor que me sumerja
en el ángulo oscuro de los celos
al no tener derecho a tal desvelo
quizá...lo tome usted como insolencia.

Me acostumbré de pronto a su presencia
a compartir las lunas y los cielos
¡enfrentando el amor a tantos duelos!
y ocupando su tiempo y su paciencia.

¿Como pedir al otoño que olvide
las hojas secas que le dan la vida?
¿O al frío del invierno que le sigue

que no busque el calor que al alba abriga?
No me pida que de celar yo olvide
a aquel que le dio tanto al alma mía.

Licenciada en Otoños

Fotografía: Alfredo Lietor

Safo

 

 A photo on Flickr

  

Lord Frederick Leighton

Alzad, alzad la casa,
artífices, que viene
el esposo gallardo,
que a Marte se parece:
al menos muy más alto,
muy más robusto y fuerte
que los más esforzados
que la ciudad contiene.
Todos de una vez toman
y de sus asas tienen
la gran Carkesia copa,
y libación ofrecen,
felicidad, delicias,
eternos, justos bienes,
al esposo desean,
y el dulce vino beben.
De todas las doncellas,
tu venturosa suerte
la más linda te ha dado,
ni hallarse otra tal puede:
la dulce joven bella,
por quien tú tantas veces
tiernos suspiros dabas,
hoy a tus brazos viene;
no envidies a los dioses,
si tu ventura entiendes.


Vivió en el siglo VI antes de Cristo. En el año 568 aún no había muerto. Nació en Mitilene, isla de Lesbos.

Nos quedan de Safo algunos fragmentos de los nueve libros de poesías que escribió y sólo dos poemas completos: la Oda a la mujer amada, recogida por Longino en su libro Tratado de lo sublime y la Oda a Afrodita, recogida por Dionisio de Halicarnas.

 

Tanto la manzana de Eva como la de Blancanieves están envenenadas

Foto: Desvelado

FLASH

Habráse visto tamaño cuerpo de rubia

loca en ese bar de Pittsburgh, un viernes

de humo con fascinación, besando

a todos los de la barra, el trasero

vuelto hacia nosotros, hurlante

la cabellera, viciosillo todo, el escote,

el jazz,

viciosillo, el espejo...


las mamparas, el batidero interminable por

donde entraban y salían los

que salían y entraban cada segundo, maldito

lo que importara la Eternidad a esa hora

ahí aceitosa, pública, Armando

diciendo lo suyo, Constance

los suyo, y yo voyeurista

dele que dele con la rubia filósofa

obscena que no ha olido nunca

a Sócrates, mi mujer mirandome

arder, la elegancia de su risa

y el mar, el remolino del mar

que está lejos en su oleaje

blanco, ¿qué habrá sido?

 de Apollinaire contra lo áspero

de los arrecifes: habrá volado

ese músico? Fogonazo

de lo nuevo, ¿qué habrá sido

de Apollinaire?

"Las hermosas. Poesías de amor", Gonzalo Rojas  (Premio Cervantes 2003)