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Punto de fuga digital

Omnipotencia ante la inmortalidad

 

 

Imagen de Erlich "Por Dios"

De un artículo en el País Semanal de Maruja Torres "Entre Dioses" entresaco la parte final, bien podría ser un precioso relato breve:

"Aquélla iba a ser una reunión importante, porque los dioses, por encima de todo otro sentimiento, se sentían deprimidos e impotentes. Y en materia divina, hasta ahí podían llegar.

–Reconozcamos que hemos sido mal interpretados, los tres, y que esto pinta muy mal –terció el que tenía mejor carácter–. Mi receta de amor al prójimo del mundo no parece ser suficiente para desterrar los odios más fanáticos, que se centran precisamente en los otros. Y quienes deberían predicar con el ejemplo se encuentran poseídos por el fanatismo y entregados a las ambiciones del poder terrenal.

–Lo cual significa que hemos contribuido a expansionar la industria armamentística cuando sólo queríamos mejorar el mundo –intervino el tercero, que también estaba resentido por la forma en que los intermediarios interpretaban sus dichos allá abajo.

En aquellos instantes que, aunque eternos, se alejaban como luciérnagas en la noche, un cuarto dios se hizo sitio entre ellos. Era muy vaporoso, pero tenía la lengua muy larga, como comprobaron en su primera intervención:

–Recordad que a los dioses nos inventan los hombres. Ahora mismo ni siquiera estamos aquí, sino en la pesadilla de alguien. Lo cual resulta humillante para un dios, por falso que sea.

–Y tú, ¿quién eres?

El tío tenía una plumaza impresentable, concluyeron los tres usando el modo telepático privado, para asegurarse de que el advenedizo no podía escucharles.

–No os preocupéis, que no soy divino, sino profundamente humano, y, por tanto, he fracasado también. Vengo de la Era de la Razón, del Tiempo de las Luces, soy lo que queda de aquella época en la que la Humanidad creyó que no volvería a necesitaros. Ya me veis: una pluma apenas, ni siquiera una plumaza, como vosotros pensáis.

Lo último lo dijo con retintín.

–Vuestra derrota, en el improbable caso de que existierais, y con ser mala, no sería peor que la mía, porque no sólo he perdido la compañía de las mentes lúcidas, sino que, además, heme aquí departiendo con vosotros.

–¿Y si nos suicidáramos? –los otros le miraron con esperanza–. Correría la voz de que Dios ha muerto y quizá empezaran a hacer las cosas bien.

–No podéis. Se os supone tan omnipotentes que no podéis hacer nada contra vuestra inmortalidad, lo cual os convierte en impotentes. ¿Jugáis al póquer?"


3 comentarios

Punto de Fuga -

Pues alguno monos que pudieron hacer bien su trabajo, o mal, según por donde se mire.

Fernando -

A mí no me quita la terrible duda: ¿quién demonios creó a los humanos?

la mujer no-florero -

Puede que nuestro papel en este planeta no sea alabar a Dios sino crearlo.

autor: Arthur Charles Clarke