Milagros silentes.
Esta flor apareció misteriosamente hace unos seis o siete años sobre mi mesa del despacho en la oficina. Desde entonces de allí no la he movido, podría conocer todos mis gestos y conversaciones, ha soportado todas las inclemencias, incluida la oscuridad de los fines de semana y los periodos vacacionales. La he examinado más una de una vez, lo acabo de hacer, es natural y sigue viva, fielmente viva al lado del teléfono.
Los milagros nadie los hace, sencillamente existen, y su virtud está en que no se nos desvele su naturaleza.
2 comentarios
Miguel -
Cosechadel66 -
Desde luego, es un milagro.
Carpe Diem